viernes, 15 de noviembre de 2013

BEHOBIA 2013. LA CARRERA PERFECTA

Ciencia ficción. Eso es lo que me parecía bajar de 1h30 en la Behobia hace un par de años. Estaba tan, tan lejos,  que ni me lo planteaba, si algún año bajaba de 1h40 (lo conseguí el año pasado) ya sería todo un logro, así que ¿1h30?...nada, una locura, eso era para Rober y para los “pros”.

Y en esto llegó el triatlón a mi vida, baby.

En este primer año de triatlón he aprendido a derribar todo tipo de  barreras, físicas y mentales. No vuelvas a decir “no, no puedo”, ni siquiera lo pienses, únicamente visualiza el objetivo, entrena y trata de darlo todo, porque seguramente lo conseguirás. De modo que a partir de ahora, prometo que ya nunca volveré a decir eso de “no está a mi alcance”. No he dejado de ser humilde, pero ya no tiraré de tópicos de falsa modestia, simplemente agacharé la cabeza, interiorizaré la meta y trataré de alcanzarla.

He bajado de 1h30 en la Behobia. Después de esto todo es posible. Seguramente el año que viene haré 1h27, o a lo mejor bajo de 1h25, pero ya no me causará tanta sorpresa y alegría como haber bajado de 1h30. Correr por debajo de 4’30’’/km durante 20K (con la climatología y el perfil de esta prueba) es ir muy rápido, cualquier corredor popular puede decírtelo. Ya está, ya lo he conseguido, soy un corredor rápido. ¿Qué hay gente que corre aún más rápido, dices? Bien por ellos, no sabes cómo les admiro.

He bajado de 1h30 en la Behobia, y estoy más satisfecho que habiendo terminado el Ironman, porque allí no pude darlo todo y las sensaciones fueron horrorosas la mayor parte del tiempo. Aquí me sentí pletórico desde el principio, era pura concentración y determinación, todo fuerza y entrega. Fue, simplemente,  la carrera perfecta, mi carrera perfecta. La había soñado así la noche anterior, y así salió, perfecta.

Venga, vamos con la CRÓNICA.

Sábado 9 de noviembre, víspera de la carrera. Llueve a mares en San Sebastián (qué raro). Y allí estamos Iker y yo de camino a la Feria del Corredor situada en el velódromo de Anoeta para recoger los dorsales.

La Feria siempre me provoca una extraña sensación, se me hace un nudo en el estómago mitad emoción, mitad puro “canguelo”. Así es año tras año. Hay mucha gente, pero sin el agobio de otras veces.

Vamos “a tiro hecho”, repitiendo el ritual de cada edición, primero recoger dorsal, luego camiseta y bolsa del corredor, para finalizar dando una vuelta por los puestos a ver “si cae algo”. En la caseta de la marca IRONMAN tengo que reprimirme para no comprarme todo, así que mejor no me compro nada. Únicamente me hago con un gel de carbohidratos para usarlo durante la carrera, e Iker compra un gel frío de esos para masajear las piernas tras la carrera.

Sin tiempo que perder recogemos a “las niñas” y a cenar prontito a un italiano, que a las 20.30h ya ha colgado el cartel de “COMPLETO”. Por lo visto no hay mesa en ningún restaurante de pasta desde hace un mes, por qué será…

El sitio está a reventar, mucho catalán en la sala, y es que por lo visto vienen más de 4.000 desde aquellas tierras. Pues nada, a ponerse fino de pasta, que es lo que toca. Ración gigante de tagliatelle con ajo y gambas, entrantes varios y hasta me permito el lujo de pedirme una cerveza, hay que relajar nervios con algo de alcohol. Iker no, él sigue su estricto régimen asceta poco dado a los placeres terrenales en la fase previa a la carrera. Tranqui, ya me pido yo otra por ti, don’t worry Iker.

Largo paseo de vuelta desde el centro hasta Amara para bajar la cena y a tratar de dormir un poco.
Otros años no he dormido nada, absolutamente nada. Esta vez sé que dormiré sin problemas. Has hecho un Ironman macho, así que una “pruebilla” de 20K no te va a poner nervioso, ¿a qué no? Efectivamente, no problem, me meto en la cama a las 23h, leo un rato la revista de la Behobia de este año y duermo a las 7:30 casi del tirón (un par de meadillas de nada de por medio).

A las 8am aparece Iker por casa, desayunamos y comenzamos mi plan estructurado de “doping” para la carrera (no asustarse, solo se trataba de sobres de bebida con carbohidratos y cafeína para ir espabilando al cuerpo). Una toma ahora y otra ya allí, 45min antes de la salida. Como leí que decía Josef Ajram por ahí, resulta que efectivamente entre alimentarse únicamente a base de spaguetti, y doparse, hay todo un mundo entre medias.

Hemos quedado con Isma y un amigo suyo de Bilbao en el Eusko Tren-alias “Topo” a las 8.30h en Anoeta. Cogeremos el tren directo sin paradas que nos dejará en Irún cerca de la salida. Afortunadamente , pese a ir los vagones llenos, este año se puede respirar, han puesto más trenes, con más frecuencia y se nota, vaya que si se nota. En el trayecto decidimos que finalmente yo saldré solo, con los del color de mi dorsal, los de ROJO. Isma, pese a tener dorsal VERDE (cuasi-pro), saldrá más tarde con Iker, que lleva AZUL, y le hará de “liebre”. El colega de Isma, de NARANJA, irá a lo suyo también. Pues nada, todo decidido, yo buscaré a las “liebres” oficiales y trataré de pegarme al que marque 1h30.

Este año han adelantado las salidas una hora, de modo que los primeros salen a las 10 de la mañana. Mejor, así terminamos antes y no hay tanto agobio para llegar al restaurante a una hora decente.

Yo seré el primero en salir, así que tras ingerir la segunda toma del brebaje “dopante” me despido de los chicos, les deseo suerte y me voy a calentar un poco. No llueve pero el cielo está completamente cerrado y hace un viento huracanado, mucho, mucho viento, y parece que nos va a acompañar durante toda la prueba. Troto cochineramente pero estoy ya bastante nervioso, temo no localizar a la “liebre” y arruinar mis posibilidades de bajar de 1h30, así que con mucho tiempo busco sitio en el cajón de los del dorsal ROJO.

No veo a la liebre, joder, qué mierda, un poco por delante veo al de 1h25. Ése ni de coña, como lo intente seguir me revienta. Ya es bastante osado intentar rebajar mi marca 10 minutos (el año pasado hice 1h39), como para intentar bajar 15. Mejor lo dejo para el año que viene. Finalmente aparece la liebre del 1h30, pero por detrás de mí, así que retraso mi posición hasta llegar a su altura. No me resisto a preguntarle, soy un novato en esto de seguir liebres, así que le hago prometer por sus hijos que hará el 1h29 (y algo) que se le supone. Se ríe y me mira con autosuficiencia, así que me dice, “mira Pequeño Saltamontes mi tiempo está por debajo de 1h20, así que tranquilo, pégate a mi culo y trata de seguirme”. Ahora sí, te creo, gracias.

Sinceramente a priori veía complicado hacer el 1h29 que me había marcado como objetivo. Bajar 10 minutos de golpe y porrazo se antojaba complicado, pero bueno, había que intentarlo, si me quedaba cerca, entre 1h30 y 1h32 tampoco me iba a rasgar las vestiduras, seguiría siendo un tiempazo, de manera que tenía cierto margen en caso de que el ritmo impuesto por la liebre fuera excesivo.

Nos reunimos un grupo de unos 15-20 corredores alrededor de la liebre, “¿estáis preparados chicos?”,  nos pregunta. Lo estamos, venga, preparados, listos, YA.

Mucha aglomeración en la salida, tengo que ir esquivando gente saltando de un lado a otro. KM1 a 4:45, más lento del ritmo objetivo de 4:30, la liebre me consulta, le canto el parcial y me dice “bueno, es que hay mucha gente, pronto se despejará y recuperaremos…”. KM2 a 4:35, ya vamos cogiendo el ritmo y se van viendo huecos entre la muchedumbre. Estamos en el centro de Irún y hay mucha animación. Empiezo a tener calor y me bajo los manguitos de los brazos, ya sobran. Salida de Irún por Ventas, tramo en subida, KM3 a 4:38, sigo pegado a la liebre, que me pregunta que qué tal voy, “bien, bien, tú dale”. Ahora tocan pequeños toboganes y luego habrá una fuerte bajada antes de llegar al KM5 y empezar a subir la primera pared, Gaintxurizketa. KM4 a 4:25, comenzamos a recuperar algo de tiempo, ya que nos hemos dejado unos 30segs en los primeros 3km. En la bajada del 4 al 5 los recuperamos todos de golpe, paso por el KM5 en 22:17 totales y 3:54 de parcial. Ya vamos por debajo del objetivo, BIEN.

A partir de aquí toca sufrir, sé que me costará seguir a la liebre, el tema será controlar cuánta distancia me sacará y si seré capaz de recuperarla. KM6 en 4:15 y primeras rampas de Gaintxurizketa, la liebre que se empieza a ir y no puedo aguantar el ritmo. Bueno, don’t panic, haya calma, esto es muy largo, tú a lo tuyo. La subida se acentúa, paso por el KM7 en 4:52, cojo agua por 1a vez, la liebre me lleva unos 50m, todo bajo control, no voy a cebarme ahora y pagarlo después, mientras que le tenga a la vista no hay por qué ponerse nervioso. KM8 en 4:57 y ya queda poco para terminar estos 2km de subida.

Sigo teniendo controlada la situación, son unos 80m respecto a la liebre, nada grave. Comenzamos a bajar, me noto fuerte, recupero rápidamente una respiración “normal” después de los 2km de subida y voy alargando la zancada, paso por el KM9 en 4:26, ya en los llamados toboganes de Lezo. Ya estamos en mitad de carrera, KM10 en 45:06, parcial 4:17 y sigo notándome bien, fuerte bajada y entramos ya en la población de Lezo. En el avituallamiento paro, me tomo el gel, que me entra como el culo, es muy pastoso y horriblemente dulce, sabor manzana. Casi echo el hígado, y éste es mi momento de mayor tensión. No me ha sentado nada bien, y con el parón la liebre se va más de 100m. Ahora toca esforzarse Dani, KM11 en 4:31. Saliendo de Lezo hay otra bajada antes de entrar en el puerto de Pasajes, así que aquí lo doy todo y trato de alcanzar a la liebre, paso por el KM12 en 4:13 y ya casi les pillo. Entramos en el puerto ya, alcanzo finalmente a la liebre que me dice “ya estás de vuelta, grandullón”, y se ríe. Comienza a llover levemente, así que al viento que no nos ha abandonado en todo el trayecto se suma ahora la lluvia, pero son apenas 5-10 minutos, luego para.

Saludo a José y a Mertxe, sabía por dónde se pondrían y me dan ánimos, este año no me hacen falta porque estoy a tope, pero siempre se agradecen, como los del resto de la muchísima gente que sigue la carrera, qué mérito tienen, ¡¡cómo animan!! Estamos en el KM13 que pasamos a 4:24, esta vez el puerto se me hace mucho menos duro, otros años aquí es donde la cagaba, aquí me hundía pese a ser todo llano, pero este año es totalmente diferente. Sin descanso ya estamos en el KM14, que hacemos en 4:40, y después llega el KM15, a 4:30 clavados. Casi sin pensarlo hemos girado a la derecha para llegar a Trinxerpe y hemos acabado el puerto. Pierdo la marca del KM16 y luego la del KM17, pero es que empieza la fuerte subida a Mirakruz y voy con la vista clavada en el suelo y mis cincos sentidos concentrados en no desfallecer en este último obstáculo.

Es sólo un kilómetro, pero sabes Dani que te puede dejar tocado. La liebre se volverá a escapar, pero luego tendrás 2km de bajada hasta la meta para recuperar.

Efectivamente nada más empezar a subir la liebre aprieta de nuevo y no puedo aguantar el ritmo. Va abriendo distancia rápido y por primera vez dudo y creo que esta vez no voy a poder recuperarle el terreno perdido. Bueno, aún así el tiempo no subirá de 1h30, no llegará a 1h31, pienso. Pero al coronar y llegar a Arzak ya sabes que queda lo más fácil y que la bajada hasta la meta es bastante pronunciada, así que toca vaciarse. Voy rapidísimo, adelantando a muchísima gente que ha quedado jodida tras Mirakruz. Marca del KM18 en 13:46 para 3km, total 1h21’15’’. Tengo 8:45 para hacer dos kilómetros, así que se puede hacer, a 4:22 cada uno de ellos, y son en bajada menos unos 300m de ligera subida en la avenida de Navarra, pero con el subidón final seguro que lo consigo.

Sigo adelantando a corredores, muchos, muchos, ahora en bajada y con el corazón en la boca cuesta pedir paso “PISTAAAAA, qué voyyyyyy”. Al fondo ya se ve el mar enfurecido por el viento en la playa de la Zurriola. Giro a la izquierda y recta final, como kilómetro y medio…y ¡¡viento de cara brutal!! Joder no me jodas, esto es el huracán Pakito, por lo menos. Para huracán yo, me calo la visera hasta las cejas, ya que ha estado a punto de volarse un par de veces, aprieto las dientes y grito de rabia “aaaaaarrrgghh, vaaaaamossss Daaaani….” Hay MILES de personas en esta recta, también rugen, es increíble como te llevan, la piel de gallina, en esto cae el KM19 en 4:28, para un total de 1h25’43’’, algo más de 4:15 segundos me quedan para hacer el último kilómetro, tengo que seguir corriendo, y ¡mucho!

Cruzo el puente sobre el río y últimos 300m, aquí ya voy desbocado, son los 300m más horrorosos a nivel de técnica de carrera de mi vida, voy cabeceando de lado a lado, braceando descontrolado y las piernas ya arden de dolor, pero el chute de adrenalina es aún más fuerte que el dolor. Tengo a la liebre a tiro, él ha aflojado al final, va sobrado de tiempo y, claro, tampoco puede entrar mucho más rápido de su objetivo o quema a la gente.



Últimos 100m, aflojo yo también porque lo tengo hecho, aún así atropello a un buen señor que me propina un empujón según paso. Pues sí, me lo merezco, “ya lo siento, jefe”. Paso por el arco de meta a la vez que la liebre, paro el crono.

1h29min39segs. Último kilómetro en 3:56.



Joder. Qué fuerte. Increíble.

Pido disculpas al “atropellado”, que las acepta y le doy la mano y un millón de gracias a la liebre. “Al final lo has logrado grandullón”, me dice.

Sí, lo he logrado. Qué fuerte. ¿Puedo llorar ya? ¿Sí? Pues nada, lloro. Lloro y grito, grito y lloro, nadie dice nada, nadie se sorprende, todos saben de qué va el tema.



Me dirijo a la plaza de Okendo, donde he quedado con Ruth y el resto de la gente, y por supuesto con Iker e Isma. Este año han instalado una carpa gigante con mucha comida y bebida, está fenomenal. Llega Ruth, le cuento atropelladamente mi hazaña mientras como y bebo. Van llegando el resto de “espectadores”, Xilbi, Luismi, Naia, Lorea y “Ortiz”. Han estado siguiendo la carrera con una aplicación del móvil que estima tu localización en un mapa en función de los pasos intermedios que mide tu chip, alucinante. Saben hasta mi tiempo en meta de forma inmediata, muy guapo.

Finalmente también aparecen Iker e Isma. Ya suponía que tendría que esforzarme para que no me ganaran, sabía que bajarían bastante de la 1h35 que se marcaban como objetivo inicial, a poquito que Isma apretara un poco. Al final paran el crono en 1h32, que por supuesto también es un tiempazo. Iker comenta sorprendido lo cómodo que ha corrido siguiendo el ritmo y las indicaciones que marcaba Isma, todo un profesional en esto de correr. Se le nota contento, como para no estarlo. Le abrazo y nos felicitamos mutuamente, hemos hecho un carrerón ambos. Para Isma no deja de ser un buen entrenamiento de cara a la media maratón que correrá en tres semanas, que es un verdadero objetivo, él ha corrido sobrado esta Behobia, teniendo en cuenta que su mejor tiempo es 1h12, aunque ahora debe estar sobre 1h20, más o menos.



Pues nada, ¡todos contentos!, a ducharnos y a comer, toca ya dar rienda suelta a nuestra gula y olvidarnos de dietas y restricciones de alcohol, hay que celebrarlo por todo lo alto.

Mientras el resto toma algo por el centro de Donosti, Iker y yo marchamos para Amara a ducharnos, nos veremos luego en el restaurante. Vamos hablando aceleradamente, sin parar de comentar esta y aquella anécdota, describiendo cada minuto de nuestras respectivas carreras, cada respiración, cada paso. Estamos como en una nube, medio drogados de este subidón de satisfacción que es conseguir lo que uno se ha propuesto. Ya estamos planeando la edición del año que viene. Iker irá a por la 1h30 y yo…pues ya veré, lo mismo le hago de liebre, bajar dos o tres minutos más no me va a motivar tanto como ayudarle a conseguir su objetivo. También habrá que ver cómo estoy de forma el año que viene, tampoco vamos a pasarnos de chulito, pero vamos, si todo sigue su curso y sigo entrenando y compitiendo como en éste, es posible que esté incluso mucho mejor de lo que estoy ahora.

Y Luismi que se prepare, porque el año que viene tiene que correrla, ya decidiremos entre Iker y yo que tiempo máximo le ponemos como objetivo, tampoco le vamos a dejar completarla andando ¿no?

Hasta el año que viene, querida BehobiaSS. Nos volveremos a ver el año que viene, en la celebración del 50 aniversario. Qué gran carrera es la Behobia-San Sebastián, coño. Es la carrera perfecta, mi carrera perfecta.



lunes, 4 de noviembre de 2013

IX CARRERA POPULAR DEL RETIRO

Menos de una semana para la Behobia y aún andaba decidiendo si la iba a correr o no, porque no estoy recuperado del todo de mi problema con el aquiles izquierdo y porque tras acabar el Ironman lo primero que hice fue prometerle a mi mujer que no la correría (error), y ya sabe que ellas se toman al pie de la letra una promesilla cualquiera  hecha en el calentón de un momento de hartazgo y frustración.

Pero soy “lo peor”, y he cambiado de opinión amigos. Primero porque el aquiles ha mejorado algo en este último mes, segundo porque el veneno éste que llevo dentro me sigue pidiendo guerra y tercero porque tengo la sensación de estar ante una oportunidad única de hacer algo grande en esta edición de la Behobia. Entiéndase “hacer algo grande” como simplemente mejorar, creo que ostensiblemente, mi mejor marca en la prueba. No voy a ganar la carrera, ni batir el record del mundo de la distancia ni nada parecido. Se trata de bajar unos buenos minutos, bastantes si la cosa sale bien. Sigo compitiendo contra mí mismo, contra el Dani Fonseca del pasado. Bueno también compito contra Iker. Tengo que ganar a Iker. Ya me ha dado “p’al pelo” las dos últimas ediciones y ya está bien, oye.

Así que Roberto, Rober, otro de mis buenos amigos y gran rival, resulta que va y me invita la semana pasada a inscribirme en la carrera del Retiro que se disputaba ayer domingo, un 10K que llega a su 9ª edición y que ya disputé hace tres años, en la 6ª. Aquella  vez formó parte de mi preparación para mi primera Behobia, y además fue la la 1ª vez que bajé de 50 minutos (48’50’’).

¿Quién es ese gordo de verde corriendo la VI Carrera del Retiro 2010 al lado de Sergio? 

Aparte de la satisfacción de lograr ese pequeño hito no tenía demasiado buen recuerdo de esa carrera, con un recorrido lo siguiente a duro de cojones. Dos paredes en los km6 y en el km8, la subida de Menéndez Pelayo desde Ciudad de Barcelona hasta Mariano de Cavia y la conocidísima y odiadísima cuesta del Ángel Caído, ya dentro del parque del Retiro. No es una carrera ni mucho menos llana, y por lo tanto poco dada a grandes marcas. Pero bueno, podría ser una buena piedra de toque de cara a la Behobia, así que me la tomé como una gran prueba final, si las sensaciones eran buenas correría la Behobia, y si no, pues nada, iría de espectador para animar a Iker.

La voy a correr, Iker prepárate. Pero no adelantemos acontecimientos…

Recojo a Rober a las 8 de la mañana y en media hora nos plantamos en el Retiro. La carrera es a las 9.30h, así que no hay prisa. Repito look Ironman, camiseta de compresión Skins blanca y mallas negras, visera y pantorrilleras de compresión naranjas, me he vuelto algo maniático y supersticioso. Estreno  en “competición oficial” las ASICS Tri Noosa 8 que tan buenas sensaciones me han dado en un par de entrenos previos, y con las que, llegado el caso, tengo previsto correr la Behobia.



Tras recoger el dorsal y calentar con Rober a trote cochinero voy empezando a interiorizar mi consigna para la carrera “Pégate al culo de Rober, pégate al culo de Rober, pégate al culo de Rober…”, el tema está claro, Rober es un gran corredor con marcas inalcanzables para mí (tiene un 38min en 10K), pero este año, debido a compromisos familiares presentes y futuros (va a ser padre), no está tan fino. Aún así no me va a resultar fácil correr a su ritmo, no está claro cuánto he mejorado yo y cuánto ha empeorado él. Los días previos le he estado tocando las narices un poco, “te vas a cansar de ver mi culo, Rober”, “ya veremos, ya veremos, Dani”, replicaba Rober…

Pistoletazo de salida y ya estamos en “el lío”. El primer kilómetro es de bajada, criminal, por el mismo Ángel Caído que luego habremos de “escalar”.  Hemos salido bien delante y sin problemas vamos buscando posiciones y tratando de encontrar nuestro ritmo. Como había interiorizado voy pegado a Rober como una lapa. Vamos a toda hostia y el corazón se me dispara, joder Rober si pretendes llevarme así todo el camino me vas a reventar. Km1 en 3’47’’ (joder). Salimos del Retiro y enfilamos Alfonso XII rodeando toda la valla del parque, luego Alcalá, toda esta parte en ligera subida y luego toca bajar Menéndez Pelayo.

Km2 en 4’04’’ y km3 en 4’29’’. Seguimos yendo por debajo de lo previsto, bajar de 44 minutos se antojaba aceptable para ambos, por la dureza del recorrido, ni que decir tiene que eso significaba mejor marca personal para mí. El corazón ha vuelto a su sitio y de momento aguanto bien el ritmo que va marcando Rober, yo bien pegadito a su culete y haciendo mentalmente el chequeo “piernas...bien…corazón…creo que bien…sensaciones…de momento buenas…”

Ya estamos en el km4 y en plena bajada de Menéndez Pelayo, lo hacemos en 4’14’’ y enfilamos la calle Nazaret, donde la bajada se acentúa. Km5 en 3’55’’ (a lo locoooooo…). Mitad de carrera en 20’31’’, santamadredelamorhermoso que ahora toca subir macho…

Terminamos la parte “buena”, la de la bajada por Doctor Esquerdo, km6 en 4’00’’ y giramos a derechas por Ciudad de Barcelona, toca ya subir casi todo el tiempo hasta el final. Primero subida suave, luego salvaje entrando por Menéndez Pelayo otra vez hasta la plaza de Mariano de Cavia. A mitad de esta subidita brutal veo que Rober flojea, dudo si seguir o aguantar con él, pero qué coño, me veo con fuerzas y hemos venido aquí a probarnos y a darlo todo. Aprieto los dientes y me repito “no mires atrás, tú a lo tuyo, vas bien, estás fuerte, no mires atrás…”.

No termino de ver la marca del kilómetro 7 y me asusto un poco porque pienso que he bajado mucho el ritmo, así que por si acaso en la bajada hasta Atocha trato de empujar un poco más por si puedo recuperar algo de tiempo. Definitivamente he perdido la marca del km7, no puede ser que lleve 6 minutos para hacer un kilómetro.

Giramos de nuevo en Alfonso XII y la subida se acentúa, llego a la marca del km8 y el parcial de de mi cronómetro marca 9’02’’ para 2 kilómetros. No está tan mal, sale a 4’31’’/km siendo ambos en subida. Tengo algo más de 10 minutos para hacer los 2km finales y bajaré de 44 minutos. Si el Ángel Caído no me revienta lo conseguiré de sobra.

Entramos de nuevo en el parque de Retiro y comienza el “infierno del Ángel”. Aún recuerdo esta misma subida hace tres años cuando una señora pretendía animarnos gritando “vamos chicos que vais dormidos…”.

 ¿Qué vamos dormidos, señora?, será….

Daban ganas de abalanzarse sobre ella y abofetearla. Póngase usted a subir la maldita cuesta después de 8 kilómetros, no te fastidia…

Venga que me desvío contando batallitas pasadas, estoy subiendo el Ángel Caído y el dolor de cuádriceps y gemelos es insoportable, lo he ido dando todo hasta aquí y las fuerzas quién sabe dónde estarán. A luchar contra las ganas de parar y los pensamientos negativos… “me va a pasar Rober”, “verás, en cualquier momento aparece Rober y me pega el hachazo”, “me pasa Rober, fijo”. Pero sigo sin mirar atrás, corono la subida, le hago la señal del pajarito a la estatua y enfilo el último kilómetro con una leve bajada y luego ya todo llano hasta la meta. El km9 ha salido a 4’55’’ debido a la maldita rampa, pero estoy en tiempo, tengo 5 minutos y medio para bajar de 44 minutos, así que incluso bajaré de 43 si no reviento ahora, y ya no parece que lo vaya a hacer.

Si no me ha pasado Rober ya no me va a pasar, trato de subir un poco más el ritmo y prepararme para el sprint final, pero esta vez no hay sprint final que valga, no tengo eso que llaman “una marcha más”, y que en otras carreras sí que he utilizado. Voy justo, no hay más, así que mantengo el ritmo sufriendo con alegría los metros finales. Voy a hacer una buena marca, y voy a entrar por delante de Rober.

42’49’’ finales. Yeah. 4’17’’/km de media. Yeah.

En un recorrido llano le rasco otro par de minutos fijo.

No acabo de mirar el cronómetro cuando escucho por detrás a Rober felicitándome “Enhorabuena Dani, gran carrera”. Nos han separado 4 segundos escasos.

Rober me ha ganado en el pasado y me seguirá ganando mil carreras en el futuro. Es mejor atleta que yo, punto. Seguimos jugando ligas diferentes, en cuanto entrene más volverá a dejarme atrás.  Pero esto es como cuando Arancha ganó a Steffi Graff, cuando el Alcorcón eliminó al Madrid en la Copa, como cuando…

He ganado a Rober UNA VEZ. Soy feliz (y simple, y tonto, lo sé, pero qué le voy a hacer).

Al final ambos estamos felices, Rober porque va recuperando su punto de forma y ha conseguido su objetivo, y en el fondo sé que se alegra también por mí. Está claro que le debo mucho, por no decir todo, de la marca que he hecho. Si no le llego a utilizar vilmente como “liebre” no creo que me hubiera esforzado tanto, tenerle como referencia ha hecho mi carrera infinitamente más llevadera (que no quiere decir fácil, que al final son mis piernas las que tienen que correr).

Voy a correr la Behobia. Y además tendré otra “liebre” que guiará mis pasos. El “primo” Isma se ha ofrecido voluntario y si soy capaz de aguantar su ritmo puedo hacer una marca que quede para siempre registrada en el Guinness de los records del atletismo…de mi casa.


Prepárate Iker.