jueves, 8 de mayo de 2014

LISBOA TRIATHLON (VERSIÓN 2.0)


Primer gran reto de la temporada, vuelta al escenario que despertó esta fiebre del triatlón que me devora desde hace un año y medio. Otra vez en Lisboa, misma distancia, mismo recorrido, otros 113km (1,9-90-21) por delante para valorar cuánto había mejorado.

Mucho he cambiado como triatleta desde entonces, no diré que soy un experto, porque sigo cometiendo errores de novato, pero sí he madurado en muchos aspectos. Hacer todas las distancias el año pasado me habrá traído cosas malas, como fastidiarme el Aquiles por posiblemente haber sobreentrenado, pero también me ha servido para aprender mucho, para no entrar en barrena ante situaciones de estrés, para saber comprender las señales que mi cuerpo me va enviando e ir reaccionando en consecuencia. Dicen mis compañeros de club que soy un triatleta global, capaz de afrontar cualquier distancia y adaptarme a ella. Me gusta el apelativo, sí, me considero global, posiblemente no destacaré jamás en distancia alguna, pero querré disfrutar en todas ellas. Este pasado sábado supe adaptarme a las circunstancias de carrera, no venirme abajo tras una natación mal planteada, atacar en la bici pero con cabeza, y sobrevivir en la carrera a pie.

Mejorar. Ese era el objetivo. Ni más ni menos.

Por supuesto uno se hace sus “pajas mentales” y quiere hacer ésta o aquella marca. Luego la prueba te pondrá en tu sitio. Así que mis “pajas” eras las siguientes:

1.- Hacer una marca en torno a 5h10. Con la lesión del Aquiles ya supe hace algún tiempo que eso sería imposible.

2.- Subí a 5h20 como máximo, aunque nuevamente no haber entrenado la carrera de forma decente desde diciembre de 2013 hacía difícil el objetivo. Pero si la luna y el resto de astros se alineaban lo mismo…

3.- Venga va, 5h30 como muchísimo, y de ahí no pienso pasar. Hablamos de robarle casi media hora al crono del año pasado, que no es moco de pavo.

4.- Los rivales. Que no me gane nadie del club que no sea Jorge. Y que no me gane Chema.

Y ese era el plan. Por supuesto no se cumplió, bueno únicamente alcancé el punto 3, y de milagro.

¿Decepcionado? No, en absoluto. Dadas las circunstancias hice una buena prueba, cumplí mi estrategia de darlo todo en el agua y sobre la bici y sobrevivir en la carrera a pie. Y me lo pasé bien, me lo pasé realmente bien. Fue sencillamente espectacular compartir este triatlón con mis compañeros del club, con Chema (y Elena, Carlos y Pablo),  con mis primos Iker y Xilbi, con Ruth…

Han sido 4 días fantásticos, precedidos de varios meses muy divertidos, entrenando juntos, liando a la gente, aconsejando, siendo aconsejado, sufriendo, disfrutando. Ha sido mi primer “triatlón grupal”, y ha sido una pasada. Este formato hay que repetirlo cada año, al menos una vez.

Vamos con la crónica del Lisboa Triathlon 2014:

LA PREVIA

Viajecito el jueves anterior a la prueba,  600km muy de mañana, y con algo de resaca. El Atleti ha ganado al Chelsea y se planta en una final de Champions que, casualidades de la vida, también será en Lisboa. Ya, ya sé que compito el sábado, pero esto hay que celebrarlo, así que la noche anterior cae un gintonic, y unas cuantas cervezas y vinos…

Nos acompañan esta vez a Ruth y a mí “los primos de Zumaia”, Iker y Xilbi, que se cruzan toda la península sólo para acompañarme en este desafío. Olé por ellos.

En sucesivas oleadas irán llegando también los compis del club, y también Chema (www.diariodeunfinisher.blogspot.com), de manera que vamos a formar un buen grupito en la capital portuguesa.

Los del club se alojan la mayoría repartidos en dos casas alquiladas, pero algunos hemos preferido la cercanía de los hoteles próximos a la zona de salida/meta. Me pierdo la convivencia y el cachondeo, pero gano en tranquilidad y comodidad.

Iker y Xilbi no conocen Lisboa, así que el plan de los días previos es hacer algo de turismo (y mientras yo rezando para que no caminemos mucho y llegue suficientemente fresco a la prueba). Jueves por la tarde en Lisboa capital y el viernes a Sintra, llegando a un acuerdo provechoso para todas las partes, los turistas y el atleta, de manera que todos quedemos satisfechos. Yo procuro no quejarme demasiado y vosotros no me reventáis “turisteando”.

La tarde-noche del viernes tenemos la charla técnica y luego hemos quedado con Chema & family para “la última cena” en el restaurante italiano de rigor. El amigo aparece con su “checklist” de comprobación de aparejos/cacharritos a llevar y/o tener en cuenta de cara a la prueba, se le ve en la cara que los nervios van aflorando. Chequeamos la lista, pulimos los últimos detalles y termino de convencerle de que el Fortasec es imprescindible, no se le vayan a ir las fuerzas por cierto sitio. Última visita a la zona de transición, últimas explicaciones de por dónde entras y dónde sales y a dormir Chema que hay que levantarse a las 5am.

Duermo perfectamente mis casi seis horitas, nada que ver con los nervios y el infierno que viví la misma noche previa del año anterior.

Arriba a las 5.15am, desayunar, preparar brebajes, cremas y demás potingues, chequear que llevo todo lo que tengo que llevar, recoger a Chema y venga, vámonos para el “matadero”. Cuán diferente es todo al año pasado, qué tranquilidad, qué paz interior, qué confianza…mola sentirse así.

Apenas hay gente para hacer el “bike-check”, un juez me obliga a ajustarme más la correa del casco, lo hace él mismo hasta casi ahorcarme, por supuesto según llego a mi puesto lo vuelvo a aflojar, que una cosa es una cosa y seis media docena. Voy preparando todo con mucha tranquilidad, tenemos tiempo de sobra. Chema va y viene haciéndome preguntas y, al poco, mi puesto en la zona de transición parece un consultorio para triatletas en apuros. Asier, Luis, Noel, Kike…todo el mundo tiene una pregunta, qué hago con esto, dónde coloco aquello. Sonrío y atiendo pacientemente sus requerimientos, yo también acosé al pobre Rob de la misma forma el año pasado.

Cerca de mi puesto me encuentro con Mario, un rival de la Liga de baloncesto de Las Rozas en la que jugaba hasta hace un par de años. Nos hemos visto el día anterior en el hotel, y casualidades de la vida, se ha comprado una “cabra” Felt parecida a la mía en Ciclos Boyer, también en Las Rozas. Charlamos un rato mientras vamos terminando de preparar todo.

Faltando apenas 15 minutos para que salten al agua los del Olímpico le digo a Chema que toca manosearse, untarse de vaselina y salir con el neopreno en la mano, ya nos lo pondremos un poco más tarde. Le tengo que frenar cuando ya iba a frotarse con las manos desnudas (Chema, ¿y los guantes de látex qué? “Joer” es verdad, demasiadas cosas, Dani).

Ya estamos fuera, última meadita (fuera del neopreno) , colocarse el traje de pingüino a media asta y a ver cómo salen los del recorrido corto.

Me encuentro con Iker y Xilbi, a quienes confiaré mis chanclas, menos mal que les he visto, porque ya pensaba que las tendría que dejar tiradas por ahí. Vemos la salida de las chicas del recorrido corto, y 14 minutos después salen de caza tras ellas los chicos. “La Batalla de los Sexos” ha comenzado, la clasificación es única, sin distinción de sexos.

Para batalla la que se avecina con las más de 600 “sardinas” que nos atrevemos con el recorrido largo, le digo a Chema que apure, toca colocarse el neopreno del todo e ir para adentro, saldrán primero los “pros” y los jovencitos para que 5 minutos después nos lancemos al agua los “puretillas”. Abrazote a Iker, besos a Xilbi, últimos ánimos entre Chema y yo, y vamos, al lío…

AGUA

Chema decide salir rezagado, yo voy al centro y en segunda línea de parrilla, quién dijo miedo. Otra meadita, no hay que perder la costumbre. Bocinazo y ya la tenemos liada, bueno, al principio no, salgo fuerte y consigo hacerme hueco, pero me agoto rápido y llegando al “túnel del colector” me empiezan a rebasar, patear, golpear, tocar las narices en definitiva. Mi estrés se dispara y comienzo a bloquearme un poco, las dos primeras boyas las hago fatal, muy tenso y peleándome con todo el mundo, así que inconscientemente en el largo de vuelta rehúyo el combate y me abro a la derecha. Eso implica hacer metros de más, para luego tener que corregir la trayectoria para no saltarme las boyas de paso. No consigo coger pies a nadie, y veo que me rebasa todo el mundo, aunque un rápido vistazo al reloj al término de la primera vuelta me indica que no voy tan mal (17 minutos).

Al comienzo de la segunda vuelta se me sube el gemelo derecho, mierda, tengo que nadar un rato de espaldas, 8 ó 10 brazadas, lo suficiente para que la cosa vuelva a su sitio y no acabe en el fondo apestoso del Oceanario. Por precaución no doy pies durante un rato, lo que obviamente me hace aminorar la marcha, pero es mejor llegar tarde que no llegar. Apenas me peleo en esta segunda vuelta, pero es que nuevamente creo que estoy nadando solo porque voy por el camino equivocado.

En la última boya hay atasco y toca esperar turno para salir del agua nadando a braza, me empujan contra el muro y me hago un corte en una mano con una roca, mecagüenlamarsalada, joer…

Vistazo al crono, 35 minutos, 36 cuando llego a pisar la alfombra que marca la T1. Bueno, pues no está mal, pienso, algo peor de lo esperado, pero totalmente razonable. Estoy contento (si llego a saber que Chema ha llegado unos segundos antes no lo hubiera estado tanto).

T1

Dudo un poco, no tengo claro cuál es mi pasillo, no veo mi bici, vale ya la localizo. Tardo un mundo en terminar de soltarme el neopreno, se me engancha con los relojes y el portachip del tobillo, venga Dani espabila, carajo.
Sangro bastante por la mano, lo estoy poniendo todo perdido. No me entran los calcetines de comprensión por la humedad en los pies, a tomar por saco, la bici sin calcetines, ya me los pondré luego. Salgo con mi Milana bonita, casi 5 minutos después (desastre).



VIENTO

Recibo ánimos de Ruth, de Iker, de Elena, de todos, sonrío porque empieza “lo mío”, quién me iba a decir a mí que la bici iba a ser el sector en el que me sentiría más fuerte. Nada, a darle a los pedales con fuerza Fonseca. De primeras….EL VIENTO, sopla de cara en la ida, y sopla con ganas. Vaya por Dios. Vamos a darle pero con cabeza, Dani, sin cebarse que son 4 vueltas. Pero voy bien, adelanto a todo Cristo, Milana se está portando, y me veo con fuerzas. Nada más salir me he tomado un gel, y comienzo a tragar una de las consistentes barritas CLIF BAR que llevo conmigo. Afortunadamente el portabidón aero que llevo colocado entre los acoples no ha saltado por los aires en la zona de adoquines, con la suerte que suelo tener hubiera sido lo más probable. Ahí está Isa terminando supongo su primera vuelta, le pego un grito.

Me pasa Fran, que va como un avión a por su segunda vuelta, intento seguirle, pues no, ni de coña puedo ir a ese ritmo. Al poco me pasa Alberto, vaya pique que llevan los dos, más le vale a Fran sacarle buena ventaja en la bici, porque corriendo…Alberto es un fiera (confirmado, luego quedó 5to en la general).

Llego a la subidita de marras, y sorprendentemente no puedo hacerla con el plato grande, me veo muy atrancado moviendo el 52, así que bajo al 36 y prefiero ir con más cadencia. A pesar de eso sigo pasando a la “peña”. Corono la subida y me lanzo sin control hacia abajo. Sujeto con fuerza el acople y voy bajando piñones y cambiando el plato. Viento a favor y cuesta abajo, toca volar. 50-60kmh sin ningún esfuerzo, no oigo nada salvo alguna bici con rueda lenticular de carbono que me adelanta, pero tampoco son muchas, más bien soy yo el que doy cuenta de mucho “enemigo”. Sorprendentemente hay bicis de paseo, con trasportín trasero y guardabarros e incluso alguna bici…¡¡DE MONTAÑA!! En España en este tipo de pruebas no te dejan competir así ni de broma.

Acabo la primera vuelta, ahí están nuestros fans animando, llego con una sonrisa de oreja a oreja, me lo he pasado genial. 41 minutos, perfecto, según lo previsto, tengo que medirme por tiempos porque la mierda del velocímetro nuevecito que me han regalado decide no funcionar hoy, hay que jorobarse. Pregunto por Chema pero no obtengo respuesta, no sé si va por delante o por detrás, de momento ni rastro de él.

A por la segunda, sigo comiendo y bebiendo, y esta vuelta decido apretar un poco más. A lo lejos veo por primera vez un resplandor naranja, en breve daré cuenta de algún compañero de club. El primero en caer es Kike, y al poco doy cuenta de Noel. Esto me anima, sigo apretando. Terrible accidente de un participante, está tirado en el suelo con la policía desviándonos a un lado, prefiero no mirar demasiado.

Acabo la segunda vuelta en 40 minutos, bien, Iker me dice que Chema está bien. “Joer” me parece estupendo, lo que yo quiero saber es cómo y dónde va, si por delante o por detrás. Nada, que no lo sé. Bueno, yo a lo mío. Vamos a por la tercera.

Más de lo mismo, toca sufrir con el viento de cara y esperar paciente a dar la vuelta y enfilar la bajada. La subidita ya se hace dura, hay que levantarse y apretar los dientes, ya con todo metido.

El amigo accidentado sigue tirado en el suelo, en posición fetal, qué horror, espero que esté bien, o suficientemente bien. Luego nos enteraríamos que todo quedó en un buen susto y unas buenas abrasiones, pero poco más.

Adelanto a Mario, el del basket de Las Rozas, le pego un grito y me reconoce “Venga, dale, ¡¡joer cómo vas!!”, me dice. Voy a tope chaval.

Termino la tercera, 41 minutos otra vez, bien, regulando y aguantando pese a que ya llevo mucha tela sobre mis piernas. Le tiro el bote vacío a Iker y recojo uno de agua fresca.

Vuelvo a preguntar por Chema. “4 minutos”, me dice Ruth.

Ya estamos, ¿por delante o por detrás?...uff, me da la impresión de que son 4 minutos por delante, horror.

Es igual, yo he de seguir a lo mío, vamos a por la última vuelta, aquí decido aflojar algo, las piernas me dicen que siga empujando pero mi cabeza me avisa “Dani, que luego tocan 21K y ya sabes cómo NO has preparado la carrera a pie”. Nada, prefiero aflojar.

Espera, ahí hay otro de naranja, chiquitito, casco aero. Fernando. A por él. De aflojar nada. A por él.

Le cazo justo antes de la subida.

 “Vamos Fernando que ya te he comido los 5 minutos”. Otro que había salido antes.

Lo dice en voz baja pero se le entiende perfectamente:

 “MecagoenlaputaelputoDani”.

Sobre el asfalto y en competición no hay amigos, querido Fer, lo siento por utilizar sucias tácticas para bajarte la moral, esto es así, no me guardes rencor.

Me digo que Fernando tiene buen sector a pie y que cada segundo cuenta, así que aprieto una vez más.

En la rotonda ya no están nuestros fans, estarán en la entrada de la T2, me digo.

43 minutos para un total de 2h45min según mi reloj en este sector (2h46 dice la Organización, pues bueno, también me vale, no nos vamos a pelear por un minuto).

T2

Fin de la bici, me lo he pasado de vicio sobre mi Milana, bonita.
Ahora tocará sufrir. Transición lenta una vez más, tengo que tirarme al suelo para ponerme los calcetines y cuando ya estoy preparado para salir corriendo me doy cuenta de que llevo los bolsillos llenos de geles y barritas sin consumir. Demasiado peso, prefiero darme la vuelta y dejarlo todo, (menos 2 geles), en la cesta. Ruth me abronca “Pero qué haces”.

Calla “joer”, 30 segundos no van a ninguna parte.

Mierda, maldición, la bici de Chema ya está aparcada, qué bajón, no me fastidies. Pues resulta que los 4 minutos eran por delante, espérate que no sean más.

FUEGO

Fuego que emana del asfalto, del adoquín, de la tierra. Hace un calor infernal. Y así voy a estar 2 horas, compañero.

Las sensaciones de salida, siendo horribles, son mejores que el año pasado. Voy atrancado pero consigo mantenerme en pie, las piernas están débiles pero suficientemente fuertes como para aguantar un ritmo algo por debajo de 5min/km. Quizá incluso voy un poco más rápido.

Tengo amagos de calambres, así que tocar aflojar el ritmo si no quiero cagarla del todo nada más empezar. Y me duele el talón, maldito Aquiles que ya empieza a pasarme factura, pronto empezamos. Quiero llorar, pero ya sé lo que toca. Toca sufrir y no quejarse, toca agachar la cabeza y no pensar, sólo echar una pierna adelante y luego la otra. Solo eso.
Me cruzo con Fernando, le llevo los 5 minutos y algo más, bien. Detrás va Noel, lleva mala cara (habría que ver la mía) y acaba de empezar el suplicio, no le queda nada…

Me topo también con Asier, otro que va por delante de mí, ¿será posible? Veamos cuando tardo en alcanzar su posición, si son menos de 5 minutos seguirá por detrás. 6 minutos, mierda.

Aquí viene Chema, va como un avión, no tengo nada que hacer, me va a ganar, fijo.

Qué calor Dios, qué calor Dios, qué calor Dios…(y así podría estar durante el resto de los 21K)

Una vuelta, quedan tres. 25 minutos. Pues no he ido tan mal. Iker anima sin parar, también los críos de Chema,  en otro tramo están todos los club que han hecho el recorrido corto, qué grandes, qué bien viene verlos.

Mantengo la distancia con Fernando y con Asier, bien y mal, respectivamente.

Tengo claro que el ritmo va a ir cada vez a peor, en triatlón de media-larga distancia lo de ir de menos a más es imposible. Con el cansancio y el dolor del talón se trata solo de sobrevivir, de caminar lo menos posible, de no pararte si no es estrictamente necesario, de aguantar como sea.

Segunda vuelta en 27 minutos. Sólo queda la mitad, vamos Dani.

A por la tercera, el tramo del espigón, malecón o lo que sea, ese tramo de tierra sin un centímetro de sombra, con toda la “solana”, es criminal. Amagos de vómito, vuelven a pintar bastos, respira hondo Dani y no pienses, solo corre.

Compruebo que Asier ha vuelto a ganar ventaja, me puedo ir olvidando de remontarle. A punto de finalizar esta vuelta me cruzo con Carlitos que…¡¡YA TERMINA!! Viene volando, increíble, va a hacer un tiempazo, poco más de 5 horas. Increíble. Sonrío y me alegro enormemente por él, es un fiera, 20 años recién cumplidos. Pero no me va a doblar, ni de coña, hago un esfuerzo y trato de terminar la vuelta antes de que me pille.

Sudor frío, madre mía que última vuelta me espera.

Otra vez “pajas mentales”…si corro en 25 minutos lo mismo soy capaz de bajar de…qué vas a ser capaz de correr en 25 minutos Dani, si vas hecho polvo, olvídate hombre y acaba cómo sea, en el tiempo que sea…

Pues también es verdad.

Último cruce con Asier que ya termina, “¡¡Grande Asier!! Te lo mereces, ¡¡Zorionak!!”

Vamos Dani, últimos 2kms, los hacemos del tirón y rapidito, pero disfrutando. Me cruzo con Fer por última vez, sabe que ya termino “Qué cabeza tienes, qué cabeza tienes…”, me dice.

Claro Fer, este último sector es TODO cabeza, cuando las piernas ya van jodidas lo único que te hace continuar es la cabeza.

Doblo a Luis, le queda una vuelta más, pero también será FINISHER.

Recta de meta, Iker jalea, los niños con el VAMOS DANI, Asier me ha esperado en meta y aplaude mi llegada. ¿Dónde está Ruth? Quería entrar con ella. Nada, está al final, al otro lado de la valla, lástima, me hubiera gustado cruzar juntos la línea de meta, se la debía del Ironman.

Gafas fuera, levanta brazos, cruza la meta, para el crono. 5h29min22segs. Perfecto.

EL OLIMPO

Abrazo a Asier, tengo que aguantar las lágrimas y mirar para otro lado, está uno muy sensible en estos momentos. Fran también espera para felicitarme. Besos y abrazos por todas partes, Ruth, Xilbi, Iker…

Pero yo sólo puedo pensar en una cosa…MASAJE, MASAJE, MASAJE, BEBIDA, BEBIDA, BEBIDA.

Entro en zona de recuperación y pillo naranjas, piña, chocolate, latas de refresco, hielo, de todo…toca reabastecer el organismo con lo que sea.

Veo a Chema que espera la cola para el masaje, abrazote gordo, gordo y felicitación mutua.

5h16 el muy..., menudo estreno, he creado una bestia del triatlón. Me alegro infinito por él, y por supuesto me revienta infinito que me haya ganado, pero esto es sólo el comienzo de una bonita rivalidad.

Con Rober mordí el polvo durante años, y luego le superé, aunque tengo claro que volverá a ganarme. Con Chema será igual, o esa será la intención. Ganar, ganar y ganar, que diría Zapatones. Y, de vez en cuando, también perder.

Todo esto lo pienso mientras 8-10 manos me centrifugan a conciencia en la zona de recuperación. Como el año pasado, el masaje me da la vida, me deja nuevo, dan ganas de hacerse otro medio Ironman inmediatamente…aunque casi mejor esperamos un poco,  ¿no?

Van llegando el resto de componentes del club, Fer, Kike, Noel y finalmente Luis. Noel y Kike tienen una carita que vaya, vaya…la misma que tenía yo en 2013, algo así como “santamadredelamorhermosoquépalizón”. Dicen que no repiten, les digo que no se calienten y que esperen al masaje y a que pasen un par de días (NOTA: Dos días después TODOS están buscando como locos pruebas en todas las distancias para inscribirse, es lo que tiene este maldito/bendito deporte, engancha, y mucho).

Recogemos bicis, vamos juntándonos con el resto de compis del club, familiares y amigos, últimas fotitos e intercambio de impresiones. Ha sido terriblemente divertido competir juntos, habrá que repetirlo más a menudo.

Hotel, ducha, tirarte en la cama un rato, cerveza, comentar la jugada, cenar “japo” nuevamente hasta hartarte, sonreír, rememorar, volver a sonreír…

No puedo estar más contento. No sé cómo se sentirán los Dioses en el Olimpo, pero debe ser algo parecido a lo que siento ahora mismo. Satisfacción, plenitud, incluso poder, sentirte capaz de hacer cualquier cosa.

Ahora toca recuperar y prepararse para la siguiente competición, Copa del Rey de triatlón por equipos el próximo fin de semana, pero de eso ya hablaremos más adelante…

2 comentarios:

  1. Dani, nos vemos en el Half de Madrid a finales de junio, eres un crack!!!

    ResponderEliminar
  2. Qué buena crónica Dani !!! Empieza a plantearte la del Soplao.

    ResponderEliminar