Primer gran reto de la temporada, vuelta al escenario que
despertó esta fiebre del triatlón que me devora desde hace un año y medio. Otra
vez en Lisboa, misma distancia, mismo recorrido, otros 113km (1,9-90-21) por
delante para valorar cuánto había mejorado.
Mucho he cambiado como triatleta desde entonces, no diré que
soy un experto, porque sigo cometiendo errores de novato, pero sí he madurado
en muchos aspectos. Hacer todas las distancias el año pasado me habrá traído
cosas malas, como fastidiarme el Aquiles por posiblemente haber sobreentrenado,
pero también me ha servido para aprender mucho, para no entrar en barrena ante
situaciones de estrés, para saber comprender las señales que mi cuerpo me va
enviando e ir reaccionando en consecuencia. Dicen mis compañeros de club que
soy un triatleta global, capaz de afrontar cualquier distancia y adaptarme a
ella. Me gusta el apelativo, sí, me considero global, posiblemente no destacaré
jamás en distancia alguna, pero querré disfrutar en todas ellas. Este pasado
sábado supe adaptarme a las circunstancias de carrera, no venirme abajo tras
una natación mal planteada, atacar en la bici pero con cabeza, y sobrevivir en
la carrera a pie.
Mejorar. Ese era el objetivo. Ni más ni menos.
Por supuesto uno se hace sus “pajas mentales” y quiere hacer
ésta o aquella marca. Luego la prueba te pondrá en tu sitio. Así que mis “pajas”
eras las siguientes:
1.- Hacer una marca en torno a 5h10. Con la lesión del
Aquiles ya supe hace algún tiempo que eso sería imposible.
2.- Subí a 5h20 como máximo, aunque nuevamente no haber
entrenado la carrera de forma decente desde diciembre de 2013 hacía difícil el
objetivo. Pero si la luna y el resto de astros se alineaban lo mismo…
3.- Venga va, 5h30 como muchísimo, y de ahí no pienso pasar.
Hablamos de robarle casi media hora al crono del año pasado, que no es moco de
pavo.
4.- Los rivales. Que no me gane nadie del club que no sea
Jorge. Y que no me gane Chema.
Y ese era el plan. Por supuesto no se cumplió, bueno
únicamente alcancé el punto 3, y de milagro.
¿Decepcionado? No, en absoluto. Dadas las circunstancias
hice una buena prueba, cumplí mi estrategia de darlo todo en el agua y sobre la
bici y sobrevivir en la carrera a pie. Y me lo pasé bien, me lo pasé realmente
bien. Fue sencillamente espectacular compartir este triatlón con mis compañeros
del club, con Chema (y Elena, Carlos y Pablo), con mis primos Iker y Xilbi, con Ruth…
Han sido 4 días fantásticos, precedidos de varios meses muy
divertidos, entrenando juntos, liando a la gente, aconsejando, siendo
aconsejado, sufriendo, disfrutando. Ha sido mi primer “triatlón grupal”, y ha
sido una pasada. Este formato hay que repetirlo cada año, al menos una vez.
Vamos con la crónica del Lisboa Triathlon 2014:
LA PREVIA
Viajecito el jueves anterior a la prueba, 600km muy de mañana, y con algo de resaca. El
Atleti ha ganado al Chelsea y se planta en una final de Champions que,
casualidades de la vida, también será en Lisboa. Ya, ya sé que compito el
sábado, pero esto hay que celebrarlo, así que la noche anterior cae un
gintonic, y unas cuantas cervezas y vinos…
Nos acompañan esta vez a Ruth y a mí “los primos de Zumaia”,
Iker y Xilbi, que se cruzan toda la península sólo para acompañarme en este
desafío. Olé por ellos.
En sucesivas oleadas irán llegando también los compis del
club, y también Chema (www.diariodeunfinisher.blogspot.com),
de manera que vamos a formar un buen grupito en la capital portuguesa.
Los del club se alojan la mayoría repartidos en dos casas
alquiladas, pero algunos hemos preferido la cercanía de los hoteles próximos a
la zona de salida/meta. Me pierdo la convivencia y el cachondeo, pero gano en
tranquilidad y comodidad.
Iker y Xilbi no conocen Lisboa, así que el plan de los días
previos es hacer algo de turismo (y mientras yo rezando para que no caminemos
mucho y llegue suficientemente fresco a la prueba). Jueves por la tarde en
Lisboa capital y el viernes a Sintra, llegando a un acuerdo provechoso para
todas las partes, los turistas y el atleta, de manera que todos quedemos
satisfechos. Yo procuro no quejarme demasiado y vosotros no me reventáis “turisteando”.
La tarde-noche del viernes tenemos la charla técnica y luego
hemos quedado con Chema & family para “la última cena” en el restaurante
italiano de rigor. El amigo aparece con su “checklist” de comprobación de
aparejos/cacharritos a llevar y/o tener en cuenta de cara a la prueba, se le ve
en la cara que los nervios van aflorando. Chequeamos la lista, pulimos los
últimos detalles y termino de convencerle de que el Fortasec es imprescindible,
no se le vayan a ir las fuerzas por cierto sitio. Última visita a la zona de
transición, últimas explicaciones de por dónde entras y dónde sales y a dormir
Chema que hay que levantarse a las 5am.
Duermo perfectamente mis casi seis horitas, nada que ver con
los nervios y el infierno que viví la misma noche previa del año anterior.
Arriba a las 5.15am, desayunar, preparar brebajes, cremas y
demás potingues, chequear que llevo todo lo que tengo que llevar, recoger a
Chema y venga, vámonos para el “matadero”. Cuán diferente es todo al año
pasado, qué tranquilidad, qué paz interior, qué confianza…mola sentirse así.
Apenas hay gente para hacer el “bike-check”, un juez me
obliga a ajustarme más la correa del casco, lo hace él mismo hasta casi
ahorcarme, por supuesto según llego a mi puesto lo vuelvo a aflojar, que una
cosa es una cosa y seis media docena. Voy preparando todo con mucha
tranquilidad, tenemos tiempo de sobra. Chema va y viene haciéndome preguntas y,
al poco, mi puesto en la zona de transición parece un consultorio para
triatletas en apuros. Asier, Luis, Noel, Kike…todo el mundo tiene una pregunta,
qué hago con esto, dónde coloco aquello. Sonrío y atiendo pacientemente sus
requerimientos, yo también acosé al pobre Rob de la misma forma el año pasado.
Cerca de mi puesto me encuentro con Mario, un rival de la
Liga de baloncesto de Las Rozas en la que jugaba hasta hace un par de años. Nos
hemos visto el día anterior en el hotel, y casualidades de la vida, se ha
comprado una “cabra” Felt parecida a la mía en Ciclos Boyer, también en Las
Rozas. Charlamos un rato mientras vamos terminando de preparar todo.
Faltando apenas 15 minutos para que salten al agua los del
Olímpico le digo a Chema que toca manosearse, untarse de vaselina y salir con
el neopreno en la mano, ya nos lo pondremos un poco más tarde. Le tengo que
frenar cuando ya iba a frotarse con las manos desnudas (Chema, ¿y los guantes
de látex qué? “Joer” es verdad, demasiadas cosas, Dani).
Ya estamos fuera, última meadita (fuera del neopreno) , colocarse
el traje de pingüino a media asta y a ver cómo salen los del recorrido corto.
Me encuentro con Iker y Xilbi, a quienes confiaré mis
chanclas, menos mal que les he visto, porque ya pensaba que las tendría que
dejar tiradas por ahí. Vemos la salida de las chicas del recorrido corto, y 14
minutos después salen de caza tras ellas los chicos. “La Batalla de los Sexos”
ha comenzado, la clasificación es única, sin distinción de sexos.
Para batalla la que se avecina con las más de 600 “sardinas”
que nos atrevemos con el recorrido largo, le digo a Chema que apure, toca
colocarse el neopreno del todo e ir para adentro, saldrán primero los “pros” y
los jovencitos para que 5 minutos después nos lancemos al agua los “puretillas”.
Abrazote a Iker, besos a Xilbi, últimos ánimos entre Chema y yo, y vamos, al
lío…
AGUA
Chema decide salir rezagado, yo voy al centro y en segunda
línea de parrilla, quién dijo miedo. Otra meadita, no hay que perder la
costumbre. Bocinazo y ya la tenemos liada, bueno, al principio no, salgo fuerte
y consigo hacerme hueco, pero me agoto rápido y llegando al “túnel del colector”
me empiezan a rebasar, patear, golpear, tocar las narices en definitiva. Mi
estrés se dispara y comienzo a bloquearme un poco, las dos primeras boyas las
hago fatal, muy tenso y peleándome con todo el mundo, así que inconscientemente
en el largo de vuelta rehúyo el combate y me abro a la derecha. Eso implica
hacer metros de más, para luego tener que corregir la trayectoria para no
saltarme las boyas de paso. No consigo coger pies a nadie, y veo que me rebasa
todo el mundo, aunque un rápido vistazo al reloj al término de la primera
vuelta me indica que no voy tan mal (17 minutos).
Al comienzo de la segunda vuelta se me sube el gemelo derecho,
mierda, tengo que nadar un rato de espaldas, 8 ó 10 brazadas, lo suficiente
para que la cosa vuelva a su sitio y no acabe en el fondo apestoso del Oceanario.
Por precaución no doy pies durante un rato, lo que obviamente me hace aminorar
la marcha, pero es mejor llegar tarde que no llegar. Apenas me peleo en esta
segunda vuelta, pero es que nuevamente creo que estoy nadando solo porque voy
por el camino equivocado.
En la última boya hay atasco y toca esperar turno para salir
del agua nadando a braza, me empujan contra el muro y me hago un corte en una
mano con una roca, mecagüenlamarsalada, joer…
Vistazo al crono, 35 minutos, 36 cuando llego a pisar la
alfombra que marca la T1. Bueno, pues no está mal, pienso, algo peor de lo
esperado, pero totalmente razonable. Estoy contento (si llego a saber que Chema
ha llegado unos segundos antes no lo hubiera estado tanto).
T1
Dudo un poco, no tengo claro cuál es mi pasillo, no veo mi
bici, vale ya la localizo. Tardo un mundo en terminar de soltarme el neopreno,
se me engancha con los relojes y el portachip del tobillo, venga Dani espabila,
carajo.
VIENTO
Recibo ánimos de Ruth, de Iker, de Elena, de todos, sonrío
porque empieza “lo mío”, quién me iba a decir a mí que la bici iba a ser el
sector en el que me sentiría más fuerte. Nada, a darle a los pedales con fuerza
Fonseca. De primeras….EL VIENTO, sopla de cara en la ida, y sopla con ganas.
Vaya por Dios. Vamos a darle pero con cabeza, Dani, sin cebarse que son 4
vueltas. Pero voy bien, adelanto a todo Cristo, Milana se está portando, y me
veo con fuerzas. Nada más salir me he tomado un gel, y comienzo a tragar una de
las consistentes barritas CLIF BAR que llevo conmigo. Afortunadamente el
portabidón aero que llevo colocado entre los acoples no ha saltado por los aires
en la zona de adoquines, con la suerte que suelo tener hubiera sido lo más
probable. Ahí está Isa terminando supongo su primera vuelta, le pego un grito.
Me pasa Fran, que va como un avión a por su segunda vuelta,
intento seguirle, pues no, ni de coña puedo ir a ese ritmo. Al poco me pasa
Alberto, vaya pique que llevan los dos, más le vale a Fran sacarle buena
ventaja en la bici, porque corriendo…Alberto es un fiera (confirmado, luego
quedó 5to en la general).
Llego a la subidita de marras, y sorprendentemente no puedo
hacerla con el plato grande, me veo muy atrancado moviendo el 52, así que bajo
al 36 y prefiero ir con más cadencia. A pesar de eso sigo pasando a la “peña”.
Corono la subida y me lanzo sin control hacia abajo. Sujeto con fuerza el
acople y voy bajando piñones y cambiando el plato. Viento a favor y cuesta
abajo, toca volar. 50-60kmh sin ningún esfuerzo, no oigo nada salvo alguna bici
con rueda lenticular de carbono que me adelanta, pero tampoco son muchas, más
bien soy yo el que doy cuenta de mucho “enemigo”. Sorprendentemente hay bicis
de paseo, con trasportín trasero y guardabarros e incluso alguna bici…¡¡DE
MONTAÑA!! En España en este tipo de pruebas no te dejan competir así ni de
broma.
Acabo la primera vuelta, ahí están nuestros fans animando,
llego con una sonrisa de oreja a oreja, me lo he pasado genial. 41 minutos,
perfecto, según lo previsto, tengo que medirme por tiempos porque la mierda del
velocímetro nuevecito que me han regalado decide no funcionar hoy, hay que jorobarse. Pregunto por Chema pero no obtengo respuesta, no sé si va por delante
o por detrás, de momento ni rastro de él.
A por la segunda, sigo comiendo y bebiendo, y esta vuelta
decido apretar un poco más. A lo lejos veo por primera vez un resplandor
naranja, en breve daré cuenta de algún compañero de club. El primero en caer es
Kike, y al poco doy cuenta de Noel. Esto me anima, sigo apretando. Terrible
accidente de un participante, está tirado en el suelo con la policía
desviándonos a un lado, prefiero no mirar demasiado.
Acabo la segunda vuelta en 40 minutos, bien, Iker me dice
que Chema está bien. “Joer” me parece estupendo, lo que yo quiero saber es cómo
y dónde va, si por delante o por detrás. Nada, que no lo sé. Bueno, yo a lo
mío. Vamos a por la tercera.
Más de lo mismo, toca sufrir con el viento de cara y esperar
paciente a dar la vuelta y enfilar la bajada. La subidita ya se hace dura, hay
que levantarse y apretar los dientes, ya con todo metido.
El amigo accidentado sigue tirado en el suelo, en posición
fetal, qué horror, espero que esté bien, o suficientemente bien. Luego nos
enteraríamos que todo quedó en un buen susto y unas buenas abrasiones, pero
poco más.
Adelanto a Mario, el del basket de Las Rozas, le pego un
grito y me reconoce “Venga, dale, ¡¡joer cómo vas!!”, me dice. Voy a tope
chaval.
Termino la tercera, 41 minutos otra vez, bien, regulando y
aguantando pese a que ya llevo mucha tela sobre mis piernas. Le tiro el bote
vacío a Iker y recojo uno de agua fresca.
Vuelvo a preguntar por Chema. “4 minutos”, me dice Ruth.
Ya estamos, ¿por delante o por detrás?...uff, me da la
impresión de que son 4 minutos por delante, horror.
Es igual, yo he de seguir a lo mío, vamos a por la última
vuelta, aquí decido aflojar algo, las piernas me dicen que siga empujando pero
mi cabeza me avisa “Dani, que luego tocan 21K y ya sabes cómo NO has preparado
la carrera a pie”. Nada, prefiero aflojar.
Espera, ahí hay otro de naranja, chiquitito, casco aero.
Fernando. A por él. De aflojar nada. A por él.
Le cazo justo antes de la subida.
“Vamos Fernando que
ya te he comido los 5 minutos”. Otro que había salido antes.
Lo dice en voz baja pero se le entiende perfectamente:
“MecagoenlaputaelputoDani”.
Sobre el asfalto y en competición no hay amigos, querido
Fer, lo siento por utilizar sucias tácticas para bajarte la moral, esto es así,
no me guardes rencor.
Me digo que Fernando tiene buen sector a pie y que cada
segundo cuenta, así que aprieto una vez más.
En la rotonda ya no están nuestros fans, estarán en la
entrada de la T2, me digo.
43 minutos para un total de 2h45min según mi reloj en este
sector (2h46 dice la Organización, pues bueno, también me vale, no nos vamos a
pelear por un minuto).
T2
Fin de la bici, me lo he pasado de vicio sobre mi Milana,
bonita.
Ahora tocará sufrir. Transición lenta una vez más, tengo que tirarme al
suelo para ponerme los calcetines y cuando ya estoy preparado para salir
corriendo me doy cuenta de que llevo los bolsillos llenos de geles y barritas
sin consumir. Demasiado peso, prefiero darme la vuelta y dejarlo todo, (menos 2
geles), en la cesta. Ruth me abronca “Pero qué haces”.
Calla “joer”, 30 segundos no van a ninguna parte.
Mierda, maldición, la bici de Chema ya está aparcada, qué
bajón, no me fastidies. Pues resulta que los 4 minutos eran por delante, espérate
que no sean más.
FUEGO
Fuego que emana del asfalto, del adoquín, de la tierra. Hace
un calor infernal. Y así voy a estar 2 horas, compañero.
Las sensaciones de salida, siendo horribles, son mejores que
el año pasado. Voy atrancado pero consigo mantenerme en pie, las piernas están
débiles pero suficientemente fuertes como para aguantar un ritmo algo por
debajo de 5min/km. Quizá incluso voy un poco más rápido.
Tengo amagos de calambres, así que tocar aflojar el ritmo si
no quiero cagarla del todo nada más empezar. Y me duele el talón, maldito
Aquiles que ya empieza a pasarme factura, pronto empezamos. Quiero llorar, pero
ya sé lo que toca. Toca sufrir y no quejarse, toca agachar la cabeza y no
pensar, sólo echar una pierna adelante y luego la otra. Solo eso.
Me cruzo con Fernando, le llevo los 5 minutos y algo más,
bien. Detrás va Noel, lleva mala cara (habría que ver la mía) y acaba de
empezar el suplicio, no le queda nada…
Me topo también con Asier, otro que va por delante de mí, ¿será posible? Veamos cuando tardo en alcanzar su posición, si son menos de 5
minutos seguirá por detrás. 6 minutos, mierda.
Aquí viene Chema, va como un avión, no tengo nada que hacer,
me va a ganar, fijo.
Qué calor Dios, qué calor Dios, qué calor Dios…(y así podría
estar durante el resto de los 21K)
Una vuelta, quedan tres. 25 minutos. Pues no he ido tan mal.
Iker anima sin parar, también los críos de Chema, en otro tramo están todos los club que han
hecho el recorrido corto, qué grandes, qué bien viene verlos.
Mantengo la distancia con Fernando y con Asier, bien y mal,
respectivamente.
Tengo claro que el ritmo va a ir cada vez a peor, en
triatlón de media-larga distancia lo de ir de menos a más es imposible. Con el
cansancio y el dolor del talón se trata solo de sobrevivir, de caminar lo menos
posible, de no pararte si no es estrictamente necesario, de aguantar como sea.
Segunda vuelta en 27 minutos. Sólo queda la mitad, vamos
Dani.
A por la tercera, el tramo del espigón, malecón o lo que
sea, ese tramo de tierra sin un centímetro de sombra, con toda la “solana”, es
criminal. Amagos de vómito, vuelven a pintar bastos, respira hondo Dani y no
pienses, solo corre.
Compruebo que Asier ha vuelto a ganar ventaja, me puedo ir
olvidando de remontarle. A punto de finalizar esta vuelta me cruzo con Carlitos
que…¡¡YA TERMINA!! Viene volando, increíble, va a hacer un tiempazo, poco más de
5 horas. Increíble. Sonrío y me alegro enormemente por él, es un fiera, 20 años
recién cumplidos. Pero no me va a doblar, ni de coña, hago un esfuerzo y trato
de terminar la vuelta antes de que me pille.
Sudor frío, madre mía que última vuelta me espera.
Otra vez “pajas mentales”…si corro en 25 minutos lo mismo
soy capaz de bajar de…qué vas a ser capaz de correr en 25 minutos Dani, si vas
hecho polvo, olvídate hombre y acaba cómo sea, en el tiempo que sea…
Pues también es verdad.
Último cruce con Asier que ya termina, “¡¡Grande Asier!! Te
lo mereces, ¡¡Zorionak!!”
Vamos Dani, últimos 2kms, los hacemos del tirón y rapidito,
pero disfrutando. Me cruzo con Fer por última vez, sabe que ya termino “Qué
cabeza tienes, qué cabeza tienes…”, me dice.
Claro Fer, este último sector es TODO cabeza, cuando las
piernas ya van jodidas lo único que te hace continuar es la cabeza.
Doblo a Luis, le queda una vuelta más, pero también será
FINISHER.
Recta de meta, Iker jalea, los niños con el VAMOS DANI,
Asier me ha esperado en meta y aplaude mi llegada. ¿Dónde está Ruth? Quería entrar
con ella. Nada, está al final, al otro lado de la valla, lástima, me hubiera
gustado cruzar juntos la línea de meta, se la debía del Ironman.
Gafas fuera, levanta brazos, cruza la meta, para el crono.
5h29min22segs. Perfecto.
EL OLIMPO
Abrazo a Asier, tengo que aguantar las lágrimas y mirar para
otro lado, está uno muy sensible en estos momentos. Fran también espera para
felicitarme. Besos y abrazos por todas partes, Ruth, Xilbi, Iker…
Pero yo sólo puedo pensar en una cosa…MASAJE, MASAJE,
MASAJE, BEBIDA, BEBIDA, BEBIDA.
Entro en zona de recuperación y pillo naranjas, piña,
chocolate, latas de refresco, hielo, de todo…toca reabastecer el organismo con
lo que sea.
Veo a Chema que espera la cola para el masaje, abrazote gordo,
gordo y felicitación mutua.
5h16 el muy..., menudo estreno, he creado una bestia del triatlón. Me
alegro infinito por él, y por supuesto me revienta infinito que me haya ganado,
pero esto es sólo el comienzo de una bonita rivalidad.
Con Rober mordí el polvo durante años, y luego le superé,
aunque tengo claro que volverá a ganarme. Con Chema será igual, o esa será la
intención. Ganar, ganar y ganar, que diría Zapatones. Y, de vez en cuando,
también perder.
Todo esto lo pienso mientras 8-10 manos me centrifugan a
conciencia en la zona de recuperación. Como el año pasado, el masaje me da la
vida, me deja nuevo, dan ganas de hacerse otro medio Ironman inmediatamente…aunque
casi mejor esperamos un poco, ¿no?
Van llegando el resto de componentes del club, Fer, Kike,
Noel y finalmente Luis. Noel y Kike tienen una carita que vaya, vaya…la misma
que tenía yo en 2013, algo así como “santamadredelamorhermosoquépalizón”. Dicen
que no repiten, les digo que no se calienten y que esperen al masaje y a que
pasen un par de días (NOTA: Dos días después TODOS están buscando como locos
pruebas en todas las distancias para inscribirse, es lo que tiene este
maldito/bendito deporte, engancha, y mucho).
Recogemos bicis, vamos juntándonos con el resto de compis
del club, familiares y amigos, últimas fotitos e intercambio de impresiones. Ha
sido terriblemente divertido competir juntos, habrá que repetirlo más a menudo.
Hotel, ducha, tirarte en la cama un rato, cerveza, comentar
la jugada, cenar “japo” nuevamente hasta hartarte, sonreír, rememorar, volver a
sonreír…
No puedo estar más contento. No sé cómo se sentirán los
Dioses en el Olimpo, pero debe ser algo parecido a lo que siento ahora mismo.
Satisfacción, plenitud, incluso poder, sentirte capaz de hacer cualquier cosa.
Ahora toca recuperar y prepararse para la siguiente
competición, Copa del Rey de triatlón por equipos el próximo fin de semana,
pero de eso ya hablaremos más adelante…
Dani, nos vemos en el Half de Madrid a finales de junio, eres un crack!!!
ResponderEliminarQué buena crónica Dani !!! Empieza a plantearte la del Soplao.
ResponderEliminar