lunes, 7 de julio de 2014

HALF SKODA TRIATHLON VILLA DE MADRID 2014


Sigue gustándome bastante poquito el circuito de triatlón de la Casa de Campo, en Madrid, la verdad sea dicha. Aún así, la cercanía de dicho emplazamiento con respecto a mi domicilio y la abundante oferta de pruebas durante la temporada, no menos de 3 ó 4 ocasiones en las que poder competir en múltiples modalidades y distancias, hace que sea cita cuasi-obligada cada año.
De modo que por tercer año en esta mi tercera temporada triatlética (si bien la primera se redujo a un triatlón con un mes escaso de preparación), el pasado domingo 29 de junio tocaba madrugar para afrontar una vez más nervios, sufrimiento y diversión, mi particular “triatlón de sensaciones” de cada competición.

Y cuando digo madrugar me refiero a madrugar pero bien. La prueba comenzaba a las 7am, así que a las 5 y cuarto me reunía con Fran, Kike y Asier, compis del club y ya en la Casa de Campo con Alberto y Chema. Por delante tendríamos un “cuasi” medio Ironman, con 1900m de natación, que fueron muchos más, 80km de ciclismo que se preveían duros, dado que parte del sector se disputaba por dentro del ratonero, estrecho y a veces peligroso circuito que ya conozco de otras ocasiones, para finalizar con 20km en el también conocido tramo del Paseo de los plátanos del parque madrileño.
Durante el “bike-check” llegan las primeras sorpresas y risas de la mañana. Chema y yo portamos dorsales consecutivos, así que nuestros puestos en el box son igualmente contiguos. Mientras vamos preparando todo, veo llegar a Rafa Morán, “Rafuky” para los amigos, del que ya he hablado en alguna ocasión (Ver post Ídolos de Klagenfurt). A Rafa casualmente le entrevistaremos Chema y yo al día siguiente en nuestro programa de radio CORRER NO ES DE COBARDES. Le hago saber a Chema quién es Rafa, y mientras hago las presentaciones aparece una juez advirtiendo a Chema que debido a la prohibición del neopreno las medias de compresión están igualmente prohibidas durante el sector de natación, algo que yo sabía, que Rafa Morán sabía, y que el 99% de los triatletas allí presentes sabían. Todos menos Chema, claro.

Chema, con sus medias de compresión caladas hasta los sobacos me mira sorprendido y me echa la bronca “Fonseca y por qué no me has avisado”. Me echo a reír, e incluso me disculpo (¿ACASO SOY YO EL GUARDIÁN DE MI HERMANO?), “joer Chema lo siento, pensaba que lo sabías…”. Rafa Morán también sonríe mientras piensa que, todos, querido Chema, hemos hecho y haremos alguna “globerada” del estilo, eso es así.

Terminamos de colocar todo y rápido hacia el lago, la transición es larga, unos 300m y el tiempo apremia. Saludamos a la madre de Chema, que se ha pegado el madrugón para venir a ver a su hijo, eso sí que es amor de madre. Ya te digo yo que mi madre no se levanta a esas horas ni aunque la paguen…

Los aproximadamente 200 triatletas del HALF Skoda Triathlon saldremos en dos tandas, separados por 2 minutos. En la primera vamos Fran, Chema y yo, mientras a Kike, Asier y Alberto les toca esperar un poquito más.
 

Con algo de retraso se da la salida y hasta la primera boya todo transcurre sin consecuencias, incluso sorteo la primera “zona de conflicto” sin mayores consecuencias. Pero a partir de ahí…

A partir de ahí empiezan los problemas, un par de empujones, un trago de agua y ya me he venido abajo. Me noto nadando mal y con el culo abajo, y nadar sin neopreno desde luego no me ayuda. Para arreglarlo me percato de que Fran y Chema me adelantan al final de la primera vuelta, trato de seguirles pero el sol de cara me ciega y estoy sin ritmo. En fin, se escapan…

Nuevamente mis sensaciones y ritmo en piscina no se corresponden con lo que acontece en competición. Fin de la primera vuelta, subo al pantalán y antes de volver a lanzarme al agua cometo el error de mirar el reloj…20 minutos. No me fastidies.
 

Hundido, nunca mejor dicho, me lanzo de nuevo al agua, y la cabeza ya no para “qué mal, qué mal, qué mal…”

Terrible segunda vuelta en la que vuelvo a ver como Kike, que ha salido dos minutos después, me adelanta. Además aparecen los calambres. Estupendo. Mientras nado de espaldas compruebo que pocos, muy pocos nadan por detrás de mí. Desastre.

En fin, que esto se acabe ya, por Dios.

Salgo del agua acalambrado, casi no puedo ni incorporarme al pantalán, y más tieso que la mojama trato de correr hacia la T1.

Para que Asier luego no diga que si me quedo a fumar en las transiciones, por lo que suelo tardar, esta vez intento ir todo lo rápido que puedo, incluso no me pongo los calcetines para la bici. Aún así se escapan casi 4 minutos.

Y ya estamos sobre Milana con horribles sensaciones, empapado de agua a las 8 de la mañana, tiritando y enfilando una larguísima y desagradable subida sin descanso durante los primeros 5km. Trato de meter un desarrollo fácil y mucha cadencia para entrar en calor, y parece que funciona. Poco a poco voy encontrándome mejor y una vez meto el plato grande vuelo en la zona exterior del recorrido, por la carretera de Castilla dando la vuelta al Parque. De nuevo en el interior de la Casa de Campo me recibe la subida al cerro de Garabitas (Horror, no), al que tendremos que ascender nada menos que 4 veces, tantas como vueltas hay que dar al recorrido. Odio Garabitas con toda mi alma, aún así voy mejor de sensaciones y adelanto a algún competidor en la subida. Para finalizar, el cuarto tramo comprende una difícil bajada de vuelta al lago, bacheada, estrecha y muy peligrosa. En uno de esos baches el bidón “aero” del manillar salta por los aires y al frenar para recogerlo, dado que llevo casi toda mi alimentación líquida en él, derrapo, no consigo liberarme del pedal izquierdo y caigo al suelo absurdamente. Globerada producto de los nervios, en fin…

Llego incluso a golpearme ligeramente con el casco en el suelo, pero nada, sobreviviré. Recojo el bidoncito y al ir a levantar la bici compruebo que la cadena se ha salido. Genial, toca mancharse las manos desnudas. Pierdo ni se sabe la de tiempo en el percance, pero son gajes del oficio, me digo, así que con toda la rabia del mundo vuelvo a pedalear para dar por finalizada esta primera vuelta.

La sorpresa positiva es encontrarme a Elena, la mujer de Chema, sus niños, suegra y media familia animando sin parar mientras jalean mi nombre.

Vamos a por la segunda, venga.
 

El tema mejora y por fin encuentro mi ritmo, desde mediada la vuelta a lo lejos intuyo una cosa grande naranja, Kike, y lo doy todo para darle alcance. Lo consigo en Garabitas, y charlamos un momento mientras le rebaso.

¿Cómo vas Minaya? Pregunto.

Mal, voy atrancado. Responde.

¿Y qué tal si quitas el plato? Replico.

Joder Dani, hasta en competición me tienes que echar la bronca. Concluye.

Sonrío mientras le paso y nos deseamos suerte. Vamos allá cada uno a lo nuestro.

Acaba la vuelta y nuevamente Elena & family me reciben animosamente. Me pregunto qué tal le irá a Chema. Va por delante fijo, pero tenía problemas con la rodilla y lo mismo ni terminaba.

La tercera transcurre igual que la segunda, bien, con buenas sensaciones. Discuto con uno de los jueces que me advierte de que voy muy pegado al triatleta de delante…en una rotonda con curva cerrada, “amosss” no me fastidies. Le mando a esparragar y me deja tranquilo. Ya entrando en la zona del lago veo a Chema que me anima junto a su familia. Vaya, su rodilla no ha aguantado, lástima. Has hecho bien Chema, no fuerces, ya habrá ocasión de resarcirte.

Vuelta final sobre la bici en la que trato de reservar algo, pero tampoco es que vaya a ir de paseo, claro está. Al desmontar en la T2 me esperan Rober y Óscar, que han venido en sus bicis MTB para animarme, mira que son majetes.

Vamos Fonseca, espabila, comentan.

Ya voy, joer.

Transición semi-rápida (para lo que soy yo) y buenas sensaciones de salida, quizá demasiado buenas. No llevo ni un kilómetro cuando noto que el cuádriceps se me bloquea acalambrado, e inmediatamente sucede lo mismo con los isquios. “Ssssstupendo”. No puedo dar un paso más. Bien.

Decido parar a vaciar la vejiga a ver si de paso me tranquilizo. Tras la meadita trato de correr de nuevo, pero nada, no hay manera. Me cruzo con Fran que va volando el hijo de su madre, le animo y me ve la cara “qué te pasa Daniel…”

Daniel va jodido, macho. Al poco Alberto y algo después Asier, todos me ven caminando. A Asier le digo que no sé si voy a poder terminar, menea la cabeza y me dice “venga aguanta un poco más, termina aunque sea caminando”.

19km andando pueden ser mortales, nada Fonseca, venga inténtalo. Me trago dos geles de golpe buscando que los electrolitos y las sales que contienen eliminen los calambres. Será el efecto placebo, pero vuelvo a correr y cojo un ritmito aceptable. Termino la primera vuelta en 25 minutos y medio, pues no está mal Fonseca, podía ser peor.
 

Y así, sin pararme nada más que en los dos avituallamientos que hay en cada vuelta, y con un ritmo lento, pero aceptable, van pasando los kilómetros. Vamos animándonos entre los componentes del club, Fran va a hacer un marcón en su debut en la media distancia, qué animalito.

Las últimas dos vueltas son algo deprimentes, coincidimos los del HALF con los del SHORT, entre los que se encuentra Ángel Medina, otro compi del club con el que me voy cruzando. Los del SHORT hacen únicamente 10km a pie y te pasan volando, menos mal que los tengo controlados por el número de dorsal y no me cebo tratando de seguirles.

Al final la cosa se ha arreglado y, pese a que la marca va a ser un poco desastre, voy a acabar con buenas sensaciones, que visto lo visto era de lo que se trataba. Desde luego más contento que el tramo a pie de Lisboa, en el caminé muchísimo más, y sobre todo, muy contento porque el Aquiles ya apenas me molesta. Ya tendré tiempo de mejorar las marcas.

Enfilo recta de meta y la cruzo en 5h33min28segs.
 
 
Sólo regular, pero tercer triatlón de media distancia “a la saca” y una nueva experiencia más vivida, que es de lo que se trata. Al fin y al cabo no había hecho preparación específica para esta prueba, se trataba de hacerla y analizar luego el rendimiento, cosa que haré en un próximo post, que ya tengo mentalmente esbozado.

En zona de recuperación me encuentro con Asier, que me ha vuelto a mojar la oreja, bien por él (y me cago en todo, of course). Abrazote e intercambio de impresiones. Coincidimos en que nos ha parecido más duro que Lisboa, sobre todo obviamente la bici, pese a ser 10km más corto el recorrido. Al poco llega Kike a meta. Otra muesca en la culata también para él.



Recogemos la bici y los trastos y buscamos a Fran, al que le habrá dado tiempo a echar la siesta con la diferencia que nos ha sacado…
 

Ahora toca ir a nuestra “zona de recuperación” preferida…al bar, efectivamente. Mientras estiramos un poco y damos cuenta de varias jarras de cerveza comentamos y compartimos anécdotas, al tiempo que buscamos nuevas citas y nuevos retos en el calendario de un verano 2014 que se presenta apasionante en lo que a triatlón se refiere.

Porque esto no para, señora, esto no para.

2 comentarios:

  1. Muy buena crónica y gracias por lo que me toca. Otro nuevo reto superado, lo cual no es fácil cuando se tienen problemas como tu los tuviste.

    Hace falta mucha fuerza física y sobre todo mental para ello, por eso.... Enhorabuena tío grande!!! ;)

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    1. Mil gracias Fran!! y tú a seguir mejorando!! El podio lo tienes cerca...

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